Los más pequeños iban uniformados de la manera más animada posible para ellos y hasta algún adulto tuvo la valentía de llevar atuendos divertidos.
Fue otra experiencia más para ellos subirse de nuevo al escenario a hacer lo que más les gusta, y el ambiente de aquella tarde complementó esa pequeña alegría.
Después se dio paso a un desfile de disfraces, con niños/as desfilando con mucha personalidad bajo los personajes que representaban y, cómo no, acompañados de música de fondo.
Fue una tarde bonita y llena de ilusión para rememorar los carnavales de este 2015; ¡el año que viene MÁS!
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